Emilio Álvarez Icaza*
La realización de los
derechos humanos sin discriminación alguna y centrado en la dignidad de la
persona humana, constituye la premisa fundamental para la gobernabilidad
democrática y el fomento del Estado Democrático de Derecho. En consecuencia, al
constituir la discriminación y la exclusión social obstáculos para el goce y
ejercicio efectivo de esos derechos, su erradicación, en todas sus formas, se
ha constituido en un decidido compromiso de la Organización de los Estados
Americanos (OEA) y ciertamente del Sistema Interamericano de Derechos Humanos
(SIDH).
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