"Vive el sapo verde alegre y lleno de vida a pesar de 500 años de "cultura" impuesta encima."
Y Héctor Manuel Colón decía:
Esperando mi suerte quedé yo Ahorame encuentro aquí en mi soledad
Pero mi vida otro rumbo cogió Pensando qué de mi vida será
Sobreviviendo en una realidad No tengo sitio donde regresar
De la cual yo no podía escapar Y tampoco a nadie quiero ocupar
para comer hay que buscarse el real Si el destino me vuelve a traiciona
Aunque sea con uno de esta sociedad Estoy cansado de tanto esperar
Para la que se le pide mi amistad Y estoy seguro que mi suerte cambiará
No te apures que tu suerte cambiará
No te apures que tu suerte cambiará
Oye, verás! ... pronto será...
Finalmente, quiero recurrir a este texto que publicó José Ignacio Lopez, qué dice:
¿Para ejercer el periodismo ¿se necesita un título profesional?
En muchos países de América Latina y el Caribe todavía se discute sobre la necesidad de tener un título profesional (es decir, obtenido en una Escuela o Facultad de Comunicación) para poder ejercer el periodismo.
Este tema merece una pequeña reflexión. Veamos qué dice la Declaración de Principios de la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos:
En muchos países de América Latina y el Caribe todavía se discute sobre la necesidad de tener un título profesional (es decir, obtenido en una Escuela o Facultad de Comunicación) para poder ejercer el periodismo.
Este tema merece una pequeña reflexión. Veamos qué dice la Declaración de Principios de la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos:
La colegiatura obligatoria o la exigencia de títulos para el ejercicio
de la actividad periodística constituye una restricción ilegítima de la
libertad de expresión.
¿Por qué?, dirán algunos. ¿No necesitan los médicos un título para poder ejercer la medicina y los arquitectos para ejercer la arquitectura? Pues es lo mismo, los periodistas necesitan un título para ejercer su profesión.
No es lo mismo. Porque no existe un “derecho universal” a curar gente ni a levantar casas. Pero sí existe el derecho universal a la libre expresión de ideas y opiniones. Veamos el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
¿Por qué?, dirán algunos. ¿No necesitan los médicos un título para poder ejercer la medicina y los arquitectos para ejercer la arquitectura? Pues es lo mismo, los periodistas necesitan un título para ejercer su profesión.
No es lo mismo. Porque no existe un “derecho universal” a curar gente ni a levantar casas. Pero sí existe el derecho universal a la libre expresión de ideas y opiniones. Veamos el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión.
Este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin
limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
No hay dónde perderse. Pero, por si acaso alguno insiste, ahí está el
artículo 13 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos:
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión.
Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones
e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por
escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de
su elección.
Es decir, para informar o difundir ideas de toda índole por cualquier
medio de comunicación el único requisito es ser humano.
Alguno dirá: ¡Si así es la cosa, mejor cerremos las facultades de
comunicación!
De ninguna manera. Mejor abramos más facultades de comunicación. Porque necesitamos que quienes están detrás de los micrófonos o delante de las pantallas, o en las salas de redacción de los periódicos y revistas, se capaciten cada día más. Ojalá que todos quienes sienten la vocación de comunicadores y comunicadoras sociales pudieran ir a la universidad y formarse lo mejor posible. Pero no por lo que consiguieron ellos van a negarle al resto de la población el derecho a la palabra y a la imagen pública.
Quien pueda ir a la universidad, tendrá más oportunidades laborales por su mejor preparación y seguramente realizará un mejor trabajo comunicativo. Que se alegre por ello.
De ninguna manera. Mejor abramos más facultades de comunicación. Porque necesitamos que quienes están detrás de los micrófonos o delante de las pantallas, o en las salas de redacción de los periódicos y revistas, se capaciten cada día más. Ojalá que todos quienes sienten la vocación de comunicadores y comunicadoras sociales pudieran ir a la universidad y formarse lo mejor posible. Pero no por lo que consiguieron ellos van a negarle al resto de la población el derecho a la palabra y a la imagen pública.
Quien pueda ir a la universidad, tendrá más oportunidades laborales por su mejor preparación y seguramente realizará un mejor trabajo comunicativo. Que se alegre por ello.
Todavía algún egoísta dirá: ¿Y para qué estudié yo si todo el mundo
puede ser periodista?
La respuesta es fácil y generosa: estudiaste para mejorar tus
capacidades y competencias, para distinguirte por tus conocimientos y, sobre
todo, para servir mejor a tu pueblo. ¿Te parece poco?
www.radialistas.net
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