Seria
falso afirmar que Walt Disney es un mero comerciante. No se trata de negar la
industrialización masiva de sus productos: películas, relojes, paraguas,
discos, jabones, mecedoras, corbatas, lámparas, etc., inundan el mercado.
Historietas en cinco mil diarios, traducciones en más de treinta idiomas, leído
en cien países. Sólo en Chile, según el propio autobombo de la revista, estas
emisiones culturales reclutan y satisfacen cada semana a más de un millón de
lectores y, ahora convertida fantásticamente en la Empresa Editora Pinsel
(Publicaciones Infantiles Sociedad Editora Ltda.), Zig – Zag abastece a todo el
continente latinoamericano con las publicaciones del sello Walt Disney.
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