miércoles, 15 de junio de 2011

DEFINICIÓN DEL DESARROLLO HUMANO ¿Qué es - y qué no es- el DH?

Autor: QUINTANA, Eva
Título: Definición del Desarrollo Humano
Ubicación: 1 - 6
Extensión: 6 páginas
Año
Publicación: 2008
Editor: Escuela Virtual
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Definición del Desarrollo Humano
¿QUÉ ES – Y QUÉ NO ES- EL DH?
Una definición inicial
DH es el aumento del rango de opciones, escogencias, posibilidades u oportunidades entre las cuales podemos elegir los seres humanos. Entre estas varias palabras hay diferencias de matiz: unas miran más a la libertad de escoger y otras más a las alternativas que se presentan a quien escoge. Digamos de una vez que aún cuando la idea básica sea clara, existe cierta fluctuación terminológica entre los distintos autores y momentos, los sucesivos informes mundiales de DH, la versión inglesa y su traducción a distintos idiomas. Pero en este curso hablaremos indistintamente de escogencias, opciones u oportunidades para que los seres humanos puedan elegir.
Las “opciones” significan las muchas cosas que los seres humanos valoramos o deseamos con una buena razón. No estamos hablando de opciones destructivas o caprichosas (digamos “mi opción de matarte” o “la opción de Tomás para vender heroína”); hablamos de opciones fundadas en un argumento razonable y moral –como la opción de alimentarse o la de disfrutar del paisaje. Pero aun las “opciones” válidas varían de una sociedad a otra, de un período a otro, o de una a otra persona. El DH es entonces un proceso abierto, continuo y teóricamente inacabable.
Sin embargo, debemos ser más específicos en cuanto a qué significa el DH. Mencionaré las cinco
“definiciones” más comunes:
1. Para divulgar el concepto entre el público general, tal vez sea suficiente la definición que propuso el primer Informe mundial de DH en 1990: “ampliar la gama de opciones que tiene la gente”.
2. Para el estudiante que se acerca al tema, una simplificación útil y conceptualmente adecuada sería reducir el DH a las cuatro “opciones” fundamentales:
Una existencia sana y duradera
Acceso al conocimiento
Recursos materiales suficientes para tener un buen pasar, y
La posibilidad de participar en la vida de la comunidad y en los asuntos colectivos.
3. De hecho, las tres primeras “opciones” se reflejan en el Índice de DH que estudiaremos más adelante. La popularidad de esta medición lleva a muchos a creer que el DH se reduce a las variables incluidas en el “Índice de DH”. Pero no es así.

RECUADRO 1.1
Desarrollo humano –el concepto  es más grande que el índice

Irónicamente, el enfoque de desarrollo humano del desarrollo ha sido víctima del éxito de su índice de desarrollo humano (IDH). El IDH ha reforzado la interpretación restringida y demasiado simplificada del concepto de desarrollo humano, como si se tratara únicamente  de mejorar la educación, la salud y los niveles aceptables de vida. Ello ha oscurecido el concepto más amplio y complejo de desarrollo humano como expansión de capacidades que amplia las posibilidades de la gente de vivir la vida que deseen y valoran.

A pesar de cuidadosos esforzados por explicar que el concepto es más amplio que su instrumento de medición, el desarrollo humano continúa siendo identificado con el IDH –mientras se ignoran a menudo las libertades políticas, la participación en la vida comunitaria y la seguridad física. Sin embargo, esas condiciones son tan universales y fundamentales como poder leer o disfrutar de buena salud. Todos las valoran- y sin ellas se cierran otras muchas opciones. No se incluyen en el IDH porque son muy difíciles de medir de manera adecuada, no porque sean menos importantes para el desarrollo humano.
Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano, 20021

4. Con el propósito de facilitar el trabajo analítico, el Profesor Sen reelabora la idea de “opciones” en términos de “funcionamientos” y de “capacidades”:
Los "Funcionamientos" son estados – como el estar bien nutrido, el estar bien informado, el estar protegido... - o son condiciones de ser - ser libre, ser respetado, ser instruido...- que los seres humanos tenemos razón para valorar.
Las “Capacidades” consisten en las varias combinaciones de funcionamientos – estados y condiciones de ser - que cada persona puede obtener en el ejercicio de su libertad.
Y el desarrollo humano es el proceso de ofrecer nuevos funcionamientos y de ampliar las capacidades de la gente.
5. En un lenguaje menos científico y más filosófico, Sen ha argumentado que las “opciones” representan la condición y el campo en donde opera la libertad. Así que DH viene a ser
“Desarrollo y libertad” - título éste de la obra clásica de Sen, de obligada lectura para quienes se interesen en estos asuntos2. DH entonces es el aumento de las libertades concretas de las cuales disfruta cada ser humano.
Qué no es el DH
Aún con esa definición elemental, es claro que nuestro paradigma se diferencia de las otras grandes teorías del desarrollo económico, político y social, vigentes en nuestro tiempo:
- Se diferencia en primer y principal lugar de la teoría dominante entre los economistas ortodoxos: el
DH no es el crecimiento económico, entendido como el aumento del producto o ingreso per cápita de una sociedad determinada.
- Se diferencia también de la teoría más influyente entre los sociólogos ortodoxos, que no habla de desarrollo sino de “modernización social”, entendida como un proceso de diferenciar entre funciones y de la creciente complejidad estructural de las sociedades de hoy.
- Se diferencia igualmente del paradigma marxista, donde la historia responde al juego dialéctico entre las fuerzas y las relaciones sociales de producción, las cuales determinan el tránsito de la humanidad por distintos modos de producción- en tiempos recientes- del feudalismo al capitalismo, al socialismo y eventualmente al comunismo.
Pero además de estas tres teorías dominantes - la lectura económica, la lectura sociológica y la lectura marxista - hay otras visiones más generales, más difusas, del desarrollo, que también importa diferenciar del DH:
- El DH no es el aumento en la capacidad de la especie humana para controlar y dominar la naturaleza; esta es la lectura que podría llamarse tecnológica, utilizada por ejemplo por el historiador Lewis Mumford3.
- Por último, aunque DH es el aumento de la libertad, este enfoque tampoco coincide precisamente con el de los filósofos de la Ilustración o con el Idealismo Alemán, particularmente el de Hegel, porque no se trata de libertad abstracta, sino de las opciones concretas para escoger, y porque el aumento de la libertad no es una ley inexorable sino una conquista que tenemos que lograr.
En términos más concretos, también importa distinguir entre el DH y otros conceptos comunes en la literatura con los cuales a veces se lo confunde y con los cuales guarda estrecha relación. Hablamos por un lado del capital humano y sus afines, por otro lado de la política social, y por otro lado de la lucha contra la pobreza.
- La noción de “capital humano” fue acuñada por Gary Becker para subrayar la productividad de las inversiones en educación y salud. En este sentido, el capital humano comparte con el DH la idea de que las personas son el motor del desarrollo. Pero dentro del capital humano, este aporte se reduce al aspecto material o, más precisamente, al aumento de productividad resultante de calificar la fuerza de trabajo. Sin restarle importancia a este factor, el DH piensa en otras dimensiones de la acción humana. Además, el DH mira a la persona como medio y como fin, mientras el capital humano la mira sólo como medio. Y algo similar diríamos respecto de conceptos como “desarrollo de recursos humanos” o “desarrollo de talentos humanos” que a veces se confunden con el DH.
- También a veces se usa el término “DH” para aludir al desarrollo social o a las llamadas políticas sociales, pensando en los “sectores” de salud, educación, vivienda, nutrición o similares. Este es un uso muy parcial del concepto, que además tiene el problema de insinuar que lo importante para el desarrollo es la política económica y estas otras políticas son más bien suplementarias.
- La relación del DH con la pobreza es muy estrecha. Por una parte, al evaluar el desarrollo, uno puede fijarse en los avances de un país, o al contrario, fijarse más bien en las privaciones que sufre la gente. De modo que la Pobreza Humana – definida como la falta o la insuficiencia de valiosas opciones materiales o inmateriales – constituye una forma alternativa de concebir el DH.
Volveremos a la relación entre desarrollo humano y pobreza más adelante.
¿QUÉ ES LO NOVEDOSO DEL DH?
Una teoría integral del desarrollo debe ser capaz de dar respuesta a tres preguntas muy básicas: ¿Para qué es el desarrollo? ¿Cómo se logra el desarrollo? y ¿Quién hace el desarrollo?
Pues bien, desde la perspectiva del DH las respuestas a estas preguntas son muy claras y en apariencia, muy simples:
- Primera, el desarrollo es para las personas; los seres humanos son el fin último del desarrollo.
Segunda, el desarrollo se logra desarrollando a las personas, no aumentando la cantidad o la calidad de las cosas.
- Y tercera, el desarrollo lo hacen las personas, no las cosas.
Por eso, evocando la célebre frase de Lincoln sobre la democracia, el primer Informe mundial de DH lo definió como el desarrollo de la gente, por la gente y para la gente.
Tal vez a Usted la frase le suene algo trivial y aquellas tres respuestas le parezcan obvias. Y lo son.
Pero como dijo el doctor Mahbub ul Haq, no hay nada tan difícil de ver como lo obvio. Por atender a muchos tecnicismos y complejidades, la teoría del desarrollo sencillamente se había olvidado de lo esencial: de las personas como finalidad, como lugar y como actores del desarrollo.
Por eso, al responder en esta forma las tres preguntas básicas, el “paradigma” de DH está introduciendo una profunda ruptura en la ética, en la teoría y en la metodología del desarrollo:
- En la ética, porque el enfoque de DH introduce en el quehacer de los técnicos y políticos la cuestión de los fines, del “¿para qué?”, de la manera como cada propuesta o línea de acción contribuye a aumentar las opciones de los seres humanos.
- En la teoría, porque el DH propone una explicación alternativa de cómo se logra el desarrollo, de cómo son los seres humanos y no variables impersonales o cosificadas quienes producen el desarrollo.
- Y en la metodología, porque el DH propone un modo distinto de alcanzar el desarrollo en sus distintas dimensiones.
Para apreciar bien el alcance de estas innovaciones, en las próximas secciones estudiaremos las dos características que distinguen el DH de las demás enfoques contemporáneos:
- Primera, que el DH se deriva de una concepción ética rigurosa y explícita;
- Segunda, que tanto la teoría para explicar el desarrollo como el método propuesto para alcanzarlo son de carácter integral, multidimensional, o sistémico.

EL FUNDAMENTO ÉTICO DEL DH

El utilitarismo como sustrato
En términos generales, valdría decir que utilitarismo es una doctrina ética según la cual el objetivo deseable de los actos humanos es maximizar la utilidad, entendida a veces como simple placer, a veces como felicidad, a veces como bienestar de la persona4. Cabe destacar la manera gradual, inadvertida, e incluso subrepticia en que el utilitarismo pasó de ser una ética a ser un modelo analítico que subyace a la teoría económica y política contemporánea.
Independientemente de la validez del utilitarismo como doctrina moral, hoy se piensa que la vida política y económica funciona como si los supuestos del utilitarismo fueran verdaderos.¿Cuáles son estos supuestos? Primero: que la unidad de acción social es el individuo y no las colectividades. Segundo: que los individuos actúan racionalmente. Y tercero: que la racionalidad consiste en maximizar la autosatisfacción. Sobre estos tres supuestos se levanta el edificio entero de la economía neoclásica y el paradigma dominante de la ciencia política contemporánea. El Estado y el mercado, la política y la economía, surgen de la acción de individuos racionales que buscan satisfacer sus propios intereses – su propia utilidad.

Debate al utilitarismo
La ciencia social contemporánea versa pues sobre lo fáctico y ocasionalmente sobre lo factible; pero no sobre lo deseable. Amartya Sen ha encabezado la rebelión contra esta idea, en el contexto de la economía. Desde su tesis de grado, gran parte de los textos de Sen son críticas a aquel enfoque y en especial, al utilitarismo como base conceptual de la teoría económica. Por este reabrir la economía a la pregunta ética, por esta recuperación de los valores para la ciencia social, Sen mereció con creces el Premio Nobel. Pero la rebelión no fue sólo de Sen; más bien, es el denominador común que reunía y reúne a los inspiradores y sucesivos defensores del DH.
Por eso, bajo el nuevo paradigma, la teoría económica y política más rigurosa se ha re-encontrado con la discusión ética. Una discusión donde no sólo es posible la ética de la utilidad o del interés, sino la ética del deber (la ética kantiana), o la ética de las libertades, o la ética de las oportunidades, o la ética de las necesidades, como en Marx.

¿Cuál ética?
Durante muchos siglos, la ética se derivó de la existencia de Dios. Pero en la modernidad había que buscar un fundamento alternativo para la ética, y ese fundamento no podía ser sino el propio ser humano, más precisamente la libertad y autonomía de la persona. Este principio cardinal significa que bajo ninguna circunstancia, el otro puede ser simplemente un instrumento para mi propia satisfacción.
Un momento de reflexión es necesario pues esa misma afirmación es recogida dentro del paradigma de DH, cuando afirma que el propósito del desarrollo es aumentar las opciones o libertades concretas de cada ser humano.
Si el objetivo final es la libertad, inmediatamente debo reconocer que mi libertad tiene que coexistir con la libertad del otro, es decir, que si somos libres somos igualmente libres. La lógica de la libertad implica la lógica de la equidad. Como razona Dworkin, cualquier doctrina ética tiene que partir del supuesto de la igualdad: no es posible persuadir al interlocutor sobre la legitimidad de mi discurso ético si de entrada le niego su esencial igualdad conmigo. Por eso, todas las teorías éticas afirman que somos iguales en algún sentido, aunque como consecuencia de ser iguales en ese sentido, acabemos siendo desiguales en otros sentidos. Y el paradigma del DH, porque nace de una ética de la libertad, nace también de una ética de la igualdad.

LA VISIÓN SISTÉMICA DEL DESARROLLO HUMANO
Como un simple recurso pedagógico y para efectos de nuestro curso, sugeriría yo que el DH es el intento de actuar en procura de los tres grandes valores de las éticas contemporáneas esto es, el valor de la eficiencia, el valor de la equidad y el valor de la libertad. Y añadiría que la diferencia entre el DH y otras visiones es el intento de buscar simultáneamente los tres valores.
- Usualmente se define la eficiencia como el aprovechamiento óptimo de los recursos existentes.
Las ideologías de “derecha” tienden a considerar la eficiencia como el valor más importante (por ejemplo, el “neoliberalismo” da atención prioritaria al aumento en la productividad.) La eficiencia es un valor crucial dentro de la perspectiva del DH porque, como cualquier teoría de desarrollo, ella debe ocuparse de cómo ampliar el volumen de bienes y servicios disponibles para atender las opciones humanas.
- La equidad corresponde a la justicia – tanto conmutativa como distributiva –, y especialmente a la distribución de oportunidades entre los seres humanos. La equidad es el valor más importante para las ideologías de “izquierda” y para los críticos del modelo “neoliberal” prevaleciente. Para el DH, la equidad es esencial, ya que se trata de ampliar la gama de opciones de todas las personas.
- La libertad o sea la posibilidad de optar, en cierto modo es el puente que el paradigma de DH tiende entre la eficiencia y la equidad. La libertad, dirá Sen, tiene un valor constitutivo y un valor instrumental. Es valiosa por sí misma. Pero además es valiosa en términos de eficiencia, porque permite potenciar las energías humanas; y es valiosa en términos de equidad, porque la libre expresión permite que las necesidades y preferencias de todos incidan sobre el reparto de las oportunidades.
En estos términos, el paradigma de DH se trata de un enfoque “pluralista” y “holístico”: persigue la eficiencia, la equidad y la libertad de manera simultánea, y se ocupa de encontrar las “sinergias” o los círculos virtuosos que conectan cada uno de estos valores con el otro. En efecto: La redistribución de las oportunidades sociales amplía el mercado y aumenta la productividad de los trabajadores - es decir que la equidad conduce a la eficiencia. La existencia de libertades permite que florezca la creatividad humana y esto también mejore la eficiencia económica. Una economía próspera ofrece más oportunidades para la realización de la persona, de modo que la eficiencia aporta a la libertad. La equidad hace que sea posible que los seres humanos deliberen entre sí como iguales; así la libertad crece a la par con la equidad.



Pero también existen tensiones entre los tres valores: en opinión de muchos, un reparto prematuro de la riqueza impide el crecimiento; y hay quienes opinan que la democracia no es compatible con un desarrollo económico acelerado. En su versión extrema, estas tesis se basan en creencias simplistas, como aquella de que el desarrollo no se logra sin enormes sacrificios, o aquella otra de que el autoritarismo conlleva disciplina y por lo tanto eleva la productividad. Sin embargo, hay evidencia empírica en el sentido de que el desarrollo, aunque requiere de muchos esfuerzos, no necesariamente implica que la libertad sea restringida, o que el medio ambiente sea destruido, o que se agrave la desigualdad.
Así que los tres valores pueden oponerse, pero también pueden reforzarse mutuamente. Como practicantes del DH, nuestro desafío consiste nada menos que en descubrir y potenciar los círculos virtuosos que ligan la eficiencia, la equidad y la libertad a la hora de diseñar o aplicar políticas, programas o proyectos de desarrollo.


Fuente: http://www.escuelapnud.org/biblioteca/index.php?doc=1470

1 UNDP. 2002. Informe sobre Desarrollo Humano 2002. Madrid: Mundi-Prensa Libros, s.a. Pp. 53
2 Sen, Amartya. 2000. Desarrollo y libertad. Bogotá: Editorial Planeta. Development as Freedom". Alfred A. Knopf, Inc. New York, 1999. Ttraducido como “Desarrollo y Libertad” por Esther Tabasco y Luís Toharia, 2000.
3 Mumford, Lewis. 1944. Condition of Man. New York: Alfred A. Knopf Inc.
4 El utilitarismo es una doctrina compleja y sutil, con variantes y matices, de suerte que el estudiante interesado debe remitirse a los textos clásicos de Jeremías Bentham o John Stuart Mill, igual que a escritores modernos como Peter Singer o J. C. Smart, Consulte http://www.utilitarianism.com para información acerca de este tema.
5 UNDP. 2002. Informe sobre Desarrollo Humano 2002. Madrid: Mundi-Prensa Libros, s.a. Pp. 53

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